24. Ajeno
Miró alrededor y se sintió abrumado por el peso de “sus” ideas: inconscientemente se sentía en deuda con todos aquellos que sugerían lo que debía
hacer con su vida.
En
su titubeante andar se podía ver la inseguridad propia de aquel trabajador
que cumple las órdenes del jefe sin creer en su objetivo, solo para ganarse el sueldo.
¿Cómo
puede ser que ande por la vida con zapatos ajenos? ¿Quién puede saber lo que es
mejor para uno, más que uno mismo?
Esas
preguntas desataron los zapatos (entre otras cosas) y se aventuró a un camino sin huellas, decidiendo que no hay destino: solo camino.
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