44. Ruido
En
la profundidad de la oscura noche solitaria, solía jugar a buscar el silencio
que se esconde detrás del eterno ruido de la ciudad. Se esmeraba por encontrar
esa paz que –el creía- debía de estar en todos lados.
En
ese silencio fue en el cual pudo escuchar el ruido de su propia cabeza. Vio
como este ruido generaba juicios, que a su vez se transformaban en
mecanismos que tomaban las riendas a la
hora de decidir qué debía sentir.
De
a poco, empezó a reconocer cada juicio que iba generando ruido y también
aprendió a dejar de escucharlos.
Encontró
la paz que buscaba en el silencio.
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