42. Ego
Toda
su vida dio por sentado ser la personalidad que tenía: con sus virtudes y
defectos, sus hábitos y preferencias. Sin embargo, empezó a notar que esa forma
de ser (que dictaba su forma de ver y sentir) no era algo inalterable: sino más
bien todo lo contrario.
El
ego era tan solo el lente que inconsciente usaba para ver la realidad pero que,
paradójicamente, también impregnaba dicha percepción de sus propios juicios.
Al
ver erróneamente la realidad, daba lugar a los defectos que consideraba
propios, cuando en realidad le pertenecen al ego, el cual no es más que una
imagen de uno mismo; construida a lo largo de incontables generaciones de
intentar entender la realidad.
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