Cada mañana pospongo el despertador
(valorando cada minuto como si fuera una hora)
en una interminable batalla;
vaya a saber uno con qué fin.
Cada fin de semana es a la semana
lo que las vacaciones son al año,
y así es como vivimos;
vaya a saber uno con qué fin.
Cada año miro hacia atrás,
veo los objetivos cumplidos
e imagino algunos nuevos;
vaya a saber uno con qué fin.
Cada logro, cada sueño
(éxito o fracaso)
queda apilado en un rincón;
vaya a saber uno con qué fin.
Y me pregunto si así será cada vida:
buscando, encontrando y volviendo a buscar,
tratando de llegar a algún lado;
vaya a saber uno con qué fin.